Jeff Noon es un novelista, dramaturgo y músico inglés nacido en Manchester, que lleva más de veinte años escribiendo novelas y relatos de ficción especulativa. Su opera prima, Vurt, ambientada en un peculiar Manchester, se publicó en 1993 (en España en 2000, ed. Mondadori) y gracias a ella ganó el premio Arthur C. Clarke Award (que se otorga a la mejor novela de ciencia ficción publicada ese año en Gran Bretaña) y se convirtió en la nueva promesa de la ciencia ficción británica. La ciudad de Manchester y las plumas Vurt serían también las protagonistas de varios de sus posteriores relatos y novelas (como es el caso de Polen, continuación de Vurt, también publicada por aquí en 2001 por la misma editorial). Aparte de este grupo de obras que conforman lo que se considera el «ciclo de Vurt», Jeff ha publicado otras varias novelas, cuentos y piezas teatrales. Su obra es de lo más variada y en ocasiones se adentra en lo experimental, lo que la hace difícilmente clasificable, como lo demuestra el hecho de que él mismo haya tenido que inventarse diversas etiquetas para definirla: avant pulp, metamorficción, post futurismo, surrealismo negro… En estos últimos años se ha embarcado en varios proyectos, como la autopublicación en formato e-book de toda su obra (disponible aquí) y diversas colaboraciones con otros escritores y músicos. Pero creo que la demostración más clara de que sigue estando en plena forma son las que él llama «microesporas», unas perlitas de microficción en su versión tuiteratura (@jeffnoon), que todos aquellos para los que el inglés no os suponga un problema no os deberías perder. Y si este no es vuestro caso, aquí podéis disfrutar de una selección de las mismas traducidas al español por el escritor mexicano Alberto Chimal.
Destino cero (Creeping Zero) está incluido en Pixel Juice, una antología un tanto heterodoxa publicada en 1998, que incluye desde relatos más o menos «tradicionales» (algunos englobados en el ciclo de Vurt) a otras piezas bastante más experimentales en las que su autor se centra en jugar con el ritmo y el lenguaje. Se trata de un relato bastante breve y al que creo que la etiqueta de New Weird le encaja perfectamente. Según Jeff, en realidad trata de cómo los jóvenes se convierten en adultos en ciudades duras como Manchester, de cómo uno se ve obligado a renunciar a su individualidad para ser aceptado; y lo importante de este relato sería más la narrativa interna del joven protagonista que todo lo relacionado con la caza, que vendría a ser poco más que una especie de macguffin (eso sí, extraordinariamente manejado por su autor).
Espero que Destino cero os guste, especialmente a Xtian Romero, a quien agradezco que me sugiriera a este autor como candidato para el blog (aunque espero que no llegues a morirte todavía de la dicha, no te pueda dar alguna otra alegría). Y ojalá sirva para empezar a reavivar el interés por este escritor que tengo la sensación de que ahora mismo tenemos un tanto olvidado tras más de diez años sin que se haya editado nada suyo por aquí.
Y ya por último, quiero agradecerle a Jeff todas las facilidades que me ha dado para que hoy pueda tener este cuento aquí. Además de sus aclaraciones y sugerencias, que tan útiles me han resultado. Thanks a million, Jeff!
ACTUALIZACIÓN I: Ya tenéis disponible aquí el cuento en los formatos para ebook (EPUB, FB2 y MOBI), cortesía una vez más de Jean Mallart y Johan. Muchas gracias a ambos.
ACTUALIZACIÓN II (13/07/15): No os perdáis el nuevo relato de Jeff Noon en Cuentos para Algernon: La llave del gabinete de la noche.
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Destino cero
Jeff Noon
Esta noche cazamos cinco. Nos portamos bastante bien. El señor Bone dice que casi volvemos a ir de acuerdo con lo previsto. Yo pensaba que estaba bastante bien hasta que Clingfilm va y dice que eso no quiere decir una mierda, que nos queda un montón hasta que nos ganemos un plus. Porque, oye tú, es que también tenemos días malos. Hemos tenido algunos días malos en los que casi no hemos cazado ninguno. Pero ahora lo estamos compensando. Esta noche cazamos cinco.
Esta noche cazamos tres. Una noche bastante buena. Pero no tan buena como buena lo fue la noche pasada.
Hoy no cazamos ninguno. Hay días que te salen así. No cazas ninguno. A veces cazas uno; la mayoría de las veces, dos. A veces, tres. A veces, cinco. Una vez cazamos seis y otra vez, siete. Es lo más que hemos cazado nunca de golpe, siete. Ese fue un día especial, nos dieron primas. Nunca hemos cazado cuatro, ni una vez. Yo pensaba que no era más que cosas raras de la suerte hasta que el señor Bone va y nos dice que nunca se ven cuatro juntos, que no les gusta ese número. No sabe por qué no les gusta, ni tampoco lo sabe Edie y ni siquiera Shiva que se piensa que lo sabe todo. Pero hoy no cazamos ninguno, que es lo mismo que decir que cazamos cuatro, porque nunca cazas cuatro, no de golpe. Pero el señor Bone dice que eso es hacer trampas, el pensar así.
Esta noche cazamos dos. Ni bien ni mal, el número que sueles cazar una noche o día normal. A mí me agradan más las salidas nocturnas. Todo el mundo me están diciendo siempre de que es más peligroso por la noche porque es entonces cuando salen sobre todo y que es por eso que nos pagan más por el turno nocturno, pero a mí tanto me da. No me importa lo que nos paguen siempre que cacemos los más posibles. Todo el mundo se me ríen cuando digo esto, porque de lo único que hablan ellos es de las pagas, de los pluses y de las primas, excepto Edie que nunca habla mucho, y excepto Shiva que está un poco pirada, pero a quién le importa si caza más que cualquier otro. Con lo que solo quedan el señor Bone y Clingfilm para hablar de las pagas. De sobra. A mí cuando más me gusta es sobre las tres o las cuatro de la mañana cuando toda la ciudad nos pertenece solo a nosotros. Con las calles tan silenciosas… silenciosas y casi como delicadas. Es como si no fuéramos conduciendo, es más como si atravesáramos Manchester flotando. Esta noche cazamos dos.
Esta noche cazamos otros dos. Ya llevamos un montón de doses cazados. Enseguida vamos a tener que empezar a cazar treses otra vez, y cincos y seises, y quién sabe si incluso sietes. La mejor caza que ha tenido nunca un equipo ha sido nueve de golpe, pero ese fue el equipo Suicidio Mambo, que son famosos porque van en plan duro, y además ellos limpian el sector de Gorton. En Gorton lo único que tienes que hacer es salir por la puerta y ya has cazado cinco; están por todas partes. Mientras que nosotros nos curramos el distrito de Levenshulme, donde no hay tantos ni de lejos, y hoy cazamos dos.
Esta noche cazamos tres. Hace un tiempo hubiera dicho que nos había ido bastante bien. Pero ahora es irnos bastante mal. El señor Bone está maldiciendo y Clingfilm dice que se acabó, que ya no hay plus, y Edie está cada vez más y más callada y Shiva se ha puesto como una loca y está en la camioneta desahogándose. Somos cinco. Somos el equipo Destino cero. En un equipo siempre hay cinco. Yo encuentro que está bastante bien pensado, que seamos cinco, porque así uno puede quedarse en la camioneta y los otros cuatro pueden salir de patrulla. De manera que si nos mantenemos juntos cuando estamos aquí fuera nunca nos van a poder confundir con una de sus cuadrillas, ¿a que no? Porque nunca se los ve de cuatro en cuatro. O al menos esa es la explicación del señor Bone. El señor Bone es el jefe y Clingfilm es el conductor y Edie es la rastreadora y Shiva, bueno, Shiva es simplemente Shiva, ¿verdad? Ella es la cazadora. Ha cazado a cientos de ellos. ¿Y yo? Yo soy el chaval, el aprendiz. Este es mi primer equipo. Nunca he cazado ninguno. Solo los arrastro hasta la furgoneta y los despellejo.
Esta noche no cazamos ninguno. No quiero ni hablar de ello.
Hoy cazamos uno. ¿Qué queréis que os diga? Salimos de patrulla, con Edie delante, y encontramos un solitario y lo cazamos, lo matamos y lo despellejamos, y ahí se acabó todo. El resto del día lo único que hicimos fue vagar por las calles, y yo intenté charlar con Edie, diciéndole que me gustaría llegar a ser rastreador un día, pero no me contestó, supongo que estaría en propio su mundo. Y el señor Bone me dijo que no es que se llegue a ser rastreador, chaval, que se tiene que nacer rastreador, y Clingfilm dijo que eso no eran más que un montón de gilipolleces. Pero ¿qué sabrá él?, ¿qué sabe nadie? Hoy cazamos uno.
Esta noche cazamos cinco. Nos fue bastante bien así que estábamos eufóricos, salvo porque se nos había escapado uno. Eso quiere decir que cazamos cuatro. Que en realidad no es lo mismo que realmente cazar cuatro, porque nunca cazas cuatro y eso es así. Lo único que pasó es que se escapó uno. Lo que cabreó a Shiva, ya lo creo. No soporta que se escapen. Y Clingfilm estaba maldiciendo otra vez por lo del plus, cuando en realidad toda la culpa de que se hubiera escapado había sido suya. Y se estaba escondiendo detrás de todas esas maldiciones, hasta yo me estaba dando cuenta. Pero lo más raro fue cuando ese se escapó, y los otros cuatro que quedaban se pusieron como locos, supongo que cuando se dieron cuenta que eran cuatro. Lo normal es que una vez los cazas no te den problemas, pero estos cuatro se volvieron como fieras contra nosotros, y me asusté porque sé que así fue como Destino cero perdió a Wesley, cuando cazaron cinco y dejaron escapar uno, y los cuatro que quedaban se pusieron como locos. Pero esta vez Shiva los mató a todos. Y bien muertos.
Hoy no cazamos ninguno. No me importa. Todavía me notaba alterado por lo de anoche y ahora que he empezado no puedo dejar de pensar en Wesley. Yo no llegué a conocerlo, porque fui quien lo sustituyó. Pero todo el equipo, todos hablan de él, como que fuera, no sé, brillante o algo así, aunque se perdió. Preferiría que no lo hicieran, porque que hablen así de él me obliga a mí a que tenga que ser brillante un día. Espero llegar a serlo y convertirme en un rastreador de primera, pero solo de pensarlo me pongo todavía más nervioso. Hoy no cazamos ninguno. Pues vale.
Hoy cazamos uno. Nos fue bastante bien. Cazar uno no suele estar bastante bien, pero esta vez sí que lo estuvo, porque teníamos que traerlo vivo. De tanto en tanto lo tienes que hacer, traerlos vivos. Te pagan más dinero, así que Clingfilm está contento. El señor Bone se enteró que la universidad quería uno vivo, así que tuvimos que tener cuidado, porque prefieren morir a que se los traiga vivos. Es mi primera vez conservando vivo a uno. Era una hembra. No me hubiera importado tanto si hubiera sido un macho, pero no lo era. Era una hembra. La atamos y la metimos en la camioneta, y yo no podía dejar de mirarla mientras forcejeaba. No sé, es diferente. De cerca es diferente. Ya pensaba que lo sería. Pensaba que de cerca sería fácil distinguirlos, pero no lo es. Porque tenía el mismo aspecto que cualquiera de nosotros. Aunque en hermosa. Y es por eso que fue diferente. Y el señor Bone dice que tienes que tener cuidado, con lo de pensar esas cosas, porque el que tengan el mismo aspecto que nosotros no es más que un disfraz. Es por eso que Edie es tan importante, dice el señor Bone, porque sin un rastreador ¿cómo que íbamos a saber a cuáles cazar? Y hoy hemos cazado uno vivo.
Esta noche cazamos seis. Y todo el mundo está diciendo que de puta madre. Pero entonces ¿qué es lo que me pasa? No puedo dejar de pensar en lo de ayer y en el que mantuvimos vivo, esa hembra. Porque ¿por qué los cazamos? Nadie lo sabe. Le pregunté al señor Bone, él es el jefe y no lo sabe. Le pregunté a Clingfilm y dijo que es por el dinero, y le pregunté a Shiva y dijo que solo es para así poder matarlos. Y le pregunté a Edie y no me respondió. Y entonces el señor Bone dice que nunca habríamos de preguntarnos eso, que es una pregunta estúpida, que es como preguntarle a la luna que por qué sigue saliendo todas las noches. Que los cazamos y punto. Y esta noche cazamos seis. Y entonces me dio por ponerme a pensar otra vez en Wesley, y en por qué cogió y se perdió.
Esta noche cazamos dos. Bastante bien. Bastante mal. No lo sé. No dejo de pensar en la chica, en la hembra, quiero decir. Y en Wesley, y en el trabajo, y en todo. Solo hay dos maneras de dejar este trabajo, o eso dice Shiva. O te mueres o te pierdes. Y seguro que ella dice que morir es la mejor manera, la única manera, porque perderse es cuando coges una noche y te vas caminando, te alejas de la camioneta, del equipo, y te conviertes en uno de ellos, en uno de los que están perdidos aquí fuera, vagando y vagando. Vagando hasta que te cazan. Pero cuando le recordé lo de Wesley, cogió y se dio media vuelta y empezó a toquetear la escopeta. Así que esperé hasta que tuvimos un momento tranquilo y le pregunté al señor Bone que me dice que no habría de pensar en esas cosas. Pero Wesley se perdió, le digo yo. Sí, Wesley se perdió, y entonces la expresión del señor Bone cambia. Pero volverá, dice. Y yo le pregunto que qué quiere decir. Y él me dice, igual que Edie que volvió con nosotros.
Hoy cazamos uno, ¿o fueron dos? No me acuerdo.
Esta noche cazamos alguno. Creo que sí. Lo que pasa es que ahora no puedo dejar de mirar a Edie, ahora que sé que se perdió y que luego volvió, y ahora es rastreadora y le resulta muy fácil dar con los perdidos. A lo mejor es que te tienes que perder, para poder dar con los perdidos, para convertirte en rastreador. A lo mejor es eso a lo que el señor Bone se refería cuando dijo que se tiene que nacer rastreador, porque está claro que para perderte tienes que nacer con ello. Y tengo miedo, miedo de haber nacido así, llevando dentro lo de perderme, y que un día coja y me largue caminando.
Esta noche cazamos algo, pero ¿qué era? Lo que cazamos ha dejado tocado a todo el equipo, porque ¿no es eso la pesadilla de todos?: cazar a los que se perdieron y encontrarte con que se dan media vuelta y no quieren volver. No como Edie, no como Edie que volvió sabiéndolo todo sobre rastrear, sino que se vuelven contra ti hechos unas fieras. Debe ser Wesley. Debe ser el pobre Wesley el que cazamos, pero el señor Bone se niega a hablar del tema, y a Edie está a punto de darle algo, y Shiva está aquí sentada limpiando la escopeta sin parar, y Clingfilm ya ni siquiera quiere hablar de dinero, así de mal están las cosas. Pero teníamos una tarea que cumplir. Y la cumplimos. Salimos y lo cazamos, lo matamos y lo arrastramos de vuelta, y yo lo despellejé. Teníamos una tarea que cumplir.
Esta noche cazamos dos y medio. Nos fue bastante bien y todo el mundo está excitado porque nunca antes nadie ha cazado medio. No es que sea de verdad medio, es solo como les llamamos cuando están en el proceso de transformación. En cualquier caso eso es muy raro, así que nos darán el plus, segurísimo. Y todos están diciendo que lo hice genial, hasta Clingfilm, porque le ayudé a cazar al medio. Es el primero que he cazado nunca, y ha resultado ser de lo más especial. Y luego cogimos y nos adentramos flotando en la noche, y mientras cantábamos.
Copyright © 1998 Jeff Noon
Muy bueno. Me encanta su ritmo y su falta de concreción. ¡Enhorabuena por la traducción!
Hola, Cristina. A mí también me encantó esa falta de concreción que comentas. Es como en esas películas en las que un monstruo que no se ve acaba resultando mucho más amenazador que cualquier cosa que el director pudiera mostrar.
Y en lo que respecta a la traducción, muchísimas gracias. Y, por si alguien se lo pregunta, que conste que en esta ocasión los «errorcillos» gramaticales no son despistes míos. El narrador original utiliza un inglés con palabras y expresiones típicas de la zona de Manchester, y con algunas incorrecciones gramaticales, que es lo que he intentado reflejar.
Jeff Noon tiene un estilo único, el ambiente a veces es más nítido y contundente que la propia historia. Sus novelas se me hicieron, cuando las leí hace ya tiempo, un tanto pesadas. Pero esta historia es genial. Gracias por la traducción, Marcheto, como siempre de lo más lograda.
Hola una vez más, Gilberto.
A mí me quedó buen recuerdo de sus novelas, pero es cierto que ninguno de mis relatos favoritos de «Pixel Juice» pertenece al ciclo de Vurt, lo que no sé si quiere decir algo. Y si su estilo te gusta, pero las novelas te resultan un tanto pesadas, tal vez lo tuyo sean sus relatos. Tendré que publicar algún otro para que puedas comprobarlo 😉 porque te aseguro que este no es el único que me ha encantado de esta colección.
Y muchas gracias por pasarte por aquí a dejar tu comentario.
¡Muchas gracias, Marchetto!
La verdad es que me has alegrado el día con este maravilloso cuento de un autor que no dejo de admirar.
Qué bueno es tu trabajo, qué bueno que exista un blog como Cuentos para Algernon.
¡Y qué bueno tener lectores tan entusiastas como tú y autores dispuestos a compartir con todos nosotros sus estupendos relatos! 🙂
Gran relato. El interés que despierta sólo puede compararse con la cara de pasmo que se me quedó a final. Me ha gustado mucho el estilo; nada más terminarlo he ido corriendo a marcar Vurt como «Want to read» en Goodreads (lo cual, reconozcámoslo, no tiene mucho valor fuera de la pura estadística: so many books, so little time…).
Bueno, si este cuento ha conseguido despertar tu interés por Noon, objetivo cumplido. A mí Vurt me apetecería un montón releerlo porque lo tengo muy olvidado, pero me pasa exactamente como a ti, que con todo lo que hay por ahí que quiero leer, no sé cuándo voy a hacerle un hueco. 😦
Gracias.
A ti por leer el blog y dejar tu comentario.
Al ver que publicabas uno nuevo de Jeff Noon, he vuelto a releer este … y me ha dejado tocado, cómo la primera vez que lo leí. IMPRESIONANTE.
A ver qué tal está el de https://cuentosparaalgernon.wordpress.com/2015/07/13/la-llave-del-gabinete-de-la-noche-de-jeff-noon/
A mí este cuento también me dejó de piedra. Fue terminarlo y volver al principio para leerlo de nuevo, cosa que es muy raro que haga (salvo con aquellos en los que tengo la sensación de que no los he pillado bien, pero en este caso no fue este el motivo). «La llave del gabinete de la noche» tal vez resulte algo menos llamativo, pero espero que a pesar de ello también te guste.
Y muchas gracias por la relectura y tu comentario.
Ya comentaré. Un auténtico placer leer tus traducciones. De Jeff Noon leí las novelas Vurt y Polen y también te dejan esa sensación de necesitar releer, repensar, imaginar que puede ser lo que has leído y lo que no has leído pero está ahí.